miércoles, 27 de febrero de 2019

OAX: DÍA 1

Observar más allá de lo obvio. Indagar. El presente va más allá de lo que sucede en un plano terrenal.

Ayer llegué a Oaxaca de Juárez después de estar preparando este viaje por más de 1 año. Planes, requisitos, ideas, pensamientos… Todo para ordenar y mentalizar algo que no sabía ni siquiera si iba a suceder.

Llegué al aeropuerto y tomé una van por $85 que me dejó directo en el Zócalo de Oax. Estoy en el plan de no gastar mucho, pero venía con las maletas. Y era necesario.
Me dejó en la Central de Discos así que con maletas y todo me acerqué a echar un ojo en esa tienda de discos, esas de las que ya no hay hoy en día sino es Mixup.

Me dio hambre así que salí a la plaza a ver dónde podía comer. Una chava que estaba sentada al lado de mí en la banca me dijo: “Yo voy para allá. Si quieres te llevo”
La seguí y nos fuimos platicando todo el camino, de dónde venía, qué hacía, etc. Al principio lo sentí como un monólogo hasta que empecé a regresarle algunas preguntas. Menos que las que ella me hizo pues yo tenía otras cosas en la cabeza como ponerme de acuerdo con la chava que me iba a rentar el cuarto “Quedé con ella de verla a las 2:30 pm” "¿Todavía no te convenzo?" bromeó Jessica con una sonrisa en la cara.

Pa comenzar a ser una perfecta oaxaqueña me dirigí al mercadito a comer una tlayuda de tasajo. Jessi, quien para ese entonces ya se había ganado mi simpatía se sentó al lado de mí y comenzó a platicarme acerca de su casa y de que vivía enfrente de su hermana, sus hermanos iban de vez en cuando y pagaba muy poca renta.

“Si te quedas conmigo de plano te cobraría la mitad pero como hasta los 3 meses”
Mmmm.. tentador, así que acepté la oferta tras llamarle después de que se había ido pues dijo que tenía prisa.
Tenía que preparar el mole para la cena de la noche. No pareció importarle el pequeño retraso.

Regresó por mi y nos fuimos juntas al taxi que nos llevó a Zaachila. Tomamos la carretera y fue un buen tramo, como de 30 min. hasta que llegamos a una terracería con casas y tienditas.  Su casa quedaba a la izquierda de la 2da calle de la privada Real del Valle.

Mi alma poco a poco estaba más feliz y contenta. Estaba en un lugar con tienditas de abarrotes en la esquina, con parques a la vuelta y niños jugando fútbol por todas las calles. Aire fresco y vida.

“Sí me quedo” Fue mi respuesta. Lo planteé muy convencida, claro que sigo pensando en la idea de venirme al centro.  Pero por el día de ayer fue la decisión correcta.

Jessi y yo nos dedicamos a preparar el mole y el arroz para comer y luego cenar en casa de su hermana. Comimos mientras cantábamos canciones de “La Arrolladora”, nos sentamos a platicar en la escalera con la puerta abierta.
“No se puede salir en este lugar, menos en la noche” me advirtió desde que llegamos. “Casi nadie sale, todos están en sus casas”

Cada vez me caía más bien esa Jessi, una chava ocurrente, alivianada, honesta, simpática. “Si quieres vamos a conocer el parque pero en la bici. Sólo porque estás tú” Y nos subimos cada una en una bici y fuimos a andar por las calles de Zaachila, fuimos al parque y vimos jugar futból a unos niños. Luego fuimos a la biblioteca.  No renté ningún libro aunque estuve a 2 de hacerlo, atrapé uno de las raíces oaxaqueñas que me echó ojitos, pero traigo 5 libros en mi mochila.



Al llegar fuimos a casa de su hermana, Sol, donde cenamos con sus hijos Fergus y Emma. Unos niños de lo más simpáticos que me platicaron acerca del presidente de Zaachila, de su escuela, etc. etc.

¿Quieres jugar ajedrez? Me dijo Fergus. Y fue así como terminamos la noche jugando ajedrez después de echar unas risas junto con Sol y Jessi.

Hoy en la mañana me vine a Oaxaca al Café Brújula para sacar dinero que le debo a Jessi, seguir buscando más gente y oportunidades en esta ciudad que tiene tanto por conocer. Después de todo, mi día de ayer fue una perfecta bienvenida a esta región mezcalera.








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