La importancia de entender la naturaleza
separada de los seres. Recientemente tuve un tropiezo provocado por el alcohol.
Causa que me lleva a ultra reflexionar acerca de mi vida y de mi estatus
actual.
Toda mi vida he tenido la idea de que
debo complacer/hacer lo que la demás gente espera de mi para caer bien. En este
momento de mi vida no lo estoy haciendo en absoluto, es por eso que cuando
recibo quejas, enojos, cuando estoy en desacuerdos, lo tomo como un rechazo
hacia mi persona.
Es fundamental entender que eso no tiene
nada que ver conmigo, no puedo juzgar mis actos. Es importante tomar la
filosofía del observador y de esa manera no engancharte en críticas, ofensas,
comentarios y no cargártelo todo a ti.
La mayoría de las veces nosotros somos
nuestros jueces más duros y estrictos. Podemos llegar a ser nuestros peores
enemigos.
Al estar en un estado inconsciente pude
darme cuenta de la cantidad de culpas que traigo cargando. En mi caso, soy la
única persona consciente y alerta de hasta dónde puedo llegar, qué puedo
conseguir, cuándo puedo esforzarme más, etc. y por lo tanto soy la misma que me
juzgo si no consigo algo que quería, si no me esforcé lo suficiente, si no di
mi máximo, etc.
Soy demasiado dura conmigo misma hasta el
punto en que no me está haciendo nada bien. Me doy cuenta de que necesito la
presencia de mi mamá y de mi papá porque cuando ellos me juzgan creo que me
están poniendo un “valor”.
Al mismo tiempo, juzgo a los demás e
igual me lastimo, entonces vuelvo a juzgarme a mí misma.
El juicio va mucho más allá de mí. ¿Quién
soy yo para juzgarme y dictar lo que está “bien” y lo que está “mal”? ¿Qué es
bien o mal?
Lo que yo hago es lo “correcto” (por así
decirlo) y es lo que está bien. Basta de conceptos idiotas que quieran catalogar
las cosas.
«En cuanto a mí, en muy poco tengo el ser juzgado por vosotros o por
tribunal humano. ¡Ni aun yo mismo me juzgo! Aunque de nada tengo mala
conciencia, no por eso soy justificado; pero el que me juzga es el
Señor». (1 Corintios 4: 3-4)
Nosotros sólo juzgamos en un plano humano, Dios
conoce nuestros corazones y ve las verdaderas intenciones de nuestros actos. Es
por eso que la peor tontería que puedes hacer es juzgarte a ti mismo. Ya Dios
se encargará de eso.
Ni tus papás pueden juzgarte de una manera 100%
objetiva, ya que ellos también son humanos y lo ven desde una perspectiva
limitada.
Sé bueno y dulce contigo mismo ya que eres lo único
que tienes para toda la vida. Deja de ser tu propio enemigo.
Me inspiras :') ♥
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