La medicina es una ciencia que contiene factores desconocidos más allá de lo estudiado. Más allá de lo científicamente comprobable y más allá de cualquier veredicto. No hemos logrado comprender que la medicina va directamente relacionada con la escucha del cuerpo y con la naturaleza.
En los días recientes la he pasado en
Malinalco, municipio ubicado al sur del Estado de México, y cuya vibra es
mágica, innegable. Así lo comprobé la tarde del martes cuando me encontré con
Olinka, un temazcalero de la región que me abrió las puertas de su tienda, ubicada sobre Amajac, a espaldas del museo para dialogar y
cotorrear un rato.
Los niños santos, el hikuri, la abuela de la
selva (ayahuaska), son medicinas que nos muestran otro lado de lo ordinario, nos hace plantearnos preguntas como ¿Qué es lo que nos hace sintonizar, cuál es la conexión que nos hará trascender?
¿Cuál es la conexión real, la de nosotros, la del corazón y la del espíritu?
Vicky Ochoa, Odili, Octavio Rete son yuremes
que formaron parte del adiestramiento de Olinka en estas áreas, compartieron la cuarepa y con el tradicionalismo que conlleva introdujeron
a la medicina al entrevistado. Menciona la somnolencia que nos
crean las medicinas y la dualidad de estos químicos que te alivian por una
parte, pero te enferman por otra.
Las curas inmediatas que nos brinda el sistema,
tras máscaras y encubriendo la realidad. Los alimentos que nos venden y no contienen las
propiedades necesarias para aliviar, simplemente te venden un producto que te
quita el malestar y a la larga te hace depender del mismo sistema. Todo esto ha dado lugar a un sistema que nos termina confundiendo y enfermando cada día más.
Es necesario apegarse al origen. A lo que uno cree, a lo que tu corazón te dice, no seguir reglas por seguirlas sino cuestionarte y no creer todo lo que te dicen. Eso sólo te llevará a ser uno más de los seguidores.
Otro factor que muestra esta deficiencia es la
prohibición del epazote, planta natural y nutritiva, es un ejemplo de la
distorsión que transmiten las cabezas superiores. Las comunidades ancestrales se han
empeñado en conservar la cura y la tradición que otros se han encargado de
desaparecer.
La conciencia es poco a poco, platicamos…. Es
necesario el despertar y saber identificar ¿Qué es lo que nos beneficia y qué
es lo que nos perjudica? ¿Por qué estamos atados a un sistema que nos pretende dar
la respuesta a ese cuestionamiento?
¿Realmente nosotros preferimos estar dormidos en
lugar de despertar? ¿Qué necesitamos hacer para dar lugar a este despertar?
¿Por qué nos empeñamos tanto en que lo más cómodo es lo más seguro, y nos
resistimos al cambio? A ver la realidad tal como es, a no estar envueltos en
lo que nos dicen o en los cuentos que nos cuentan.
El tabaco, planta sagrada que se han encargado
de denigrar. Con la comercialización y los anuncios estos productos terminan
siendo tabúes para el mundo.
“Literalmente nosotros podríamos vivir de la
naturaleza y no ir para nada a las ciudades y todo estaría perfectamente bien”.
El exceso de algunas plantas puede ocasionar intoxicación, como es el caso del epazote.
Mandar un mensaje, a través del tabaco, otra sustancia que viene de antiguas comunidades y que al tener poder escondido ahora está prohibido y lo sustituyen
con productos más dañinos como lo son las bebidas energéticas para “inyectar
energía” que terminan alterando tu sistema nervioso, así como el resto de tu
cuerpo.
Las medicinas y una promesa que nunca llegará con una “cura” que no es real.
Terminan perjudicándote otros órganos y te alientan a no parar de consumir. Nos gobierna un sistema que no observa el daño que le estamos haciendo al medio ambiente, el agua, los árboles, las montañas. Un sistema que es completamente egoísta y que nos ha vuelto egoístas también en muchas formas.
Simplemente privar nuestra atención de la atmósfera que nos da
todo para poder vivir sin tener que comprar absolutamente nada. Y luego las
hormonas que inyectan a los animales que los afectan, les aceleran el proceso y
les afectan su crecimiento para llevarlo a magnitudes “más sabrosas y
exquisitas”.
Bueno, esto parece una lista interminable de quejas, la realidad es difícil de ver al principio pero hay que andarse con pies de plomo para evitar llegar a estas polaridades. Y ejercitar la conciencia propia que es lo que nos han limitado para seguir en lo mismo.
¿Cuál es la calidad que estamos obteniendo, es
lo que queremos o lo que perseguimos? En una industria en la que no hay ética
para vender se nos presentan cantidad de opciones que nos terminan haciendo más
dependientes para no salir del ciclo en el que estamos viviendo. Infinitas
trabas para no dejarnos llegar a la solución verdadera. No encontrar una
solución y por lo tanto seguir en el consumismo sin pensar. El sistema ataca
tan ferozmente que nos divide. Te dan sustancias para enfermarte. Y ellos
tienen la cura.
El maestro del temazcal y yo compartimos cosas como el hecho de que él estuvo viviendo mucho tiempo en Sonora, en el
desierto haciendo pruebas y enamorado del encanto del norte. Lugar donde yo viví
muchos años. También Puerto Escondido, Oaxaca, la costa y ahora la tierra de Malinalxóchitl, Malinalco.
“Gracias al universo, a que nos estamos
expandiendo y a que hay comunidades que distribuyen las medicinas ancestrales
esta sabiduría sigue viva”
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