Por Batila Cueva
Hoy en la tarde me puse a ver qué había
de nuevo en Netflix y me encontré con un nuevo lanzamiento del que me habían
hablado desde hace mucho: Memento.
Mucha gente me la había recomendado y me
sorprendí de cuánto me pegó. Esta fue mi conclusión:
VIVIR DE LA RUTINA O DE LOS RECUERDOS, NO ES VIVIR
¿Qué pasa cuando tuviste un accidente de
coche que te provocó un daño de memoria y ahora lo ves reflejado en una
película?
Este es mi caso.
Nunca había visto esta cinta hasta hoy y
creo haberla entendido más que cualquier otra persona…
La importancia de la confianza en uno mismo
es lo que resume este guión dirigido por Christopher Nolan.
Llegué a sentirme tan identificada con
las acciones del protagonista porque yo pasé por eso, yo sufrí de tal síntoma debido a un accidente automovilístico.
El miedo a hacer algo y que la gente se
aproveche de ti, la duda que siempre te queda después de realizar algo y que no
sepas si lo estás haciendo mal o bien, debido a que no te acuerdas de la puta cosa
que hiciste anteriormente. No saber si los demás te están diciendo la verdad,
no poder confiar en NADIE porque no sabes si están jugando contigo o se están
riendo de ti.
Es de las cosas más desgastantes que
puede haber en la vida. Sin duda también está el que tus papás crean que te
“estás haciendo la tonta” porque se te olvidaron las cosas al segundo.
Algunos dirán que no hagas caso, si tu no
recuerdas algo lo preguntes y ya. Pero no es tan fácil, cuando sabes que podría
ser la 17ava vez que lo has hecho.
Entonces, empiezas a anotar todo lo que
tienes que hacer o lo que ya hiciste o preguntaste en clase para que no se te
olvide y no lo vuelvas a preguntar.
Y
así te empiezas a acostumbrar a hacer las cosas.
Pero llega un momento en que se convierte
en una rutina, te das cuenta de que estás dejando de pensar por confiar siempre
en lo que dicen tus notas o más bien no confiar en lo que recuerdas.
Tienes que parar, echarle cabeza a las
cosas y arriesgarte, sin importar que preguntes una vez más, lanzarte a cambiar
la jugada de las cosas que están previamente establecidas, improvisar, fluir y
confiar.
En el momento en que vuelve esa seguridad
y confianza que se había ido a causa de tu problema recordando las cosas,
entonces te das cuenta que tu discapacidad no era más que una falta de
confianza que te hacía dudar de ti mismo.
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