jueves, 29 de diciembre de 2022

una función sin presentar

Entre máscaras , siluetas, enredaderas en ese proceso de simulación lo logré. Me perdí a mi. Me enmascare a tal grado que todo se volvió parte del show, un mundo multicolor. Un mundo volteado que me trajo a escribir este borrador. A una telaraña que se va desilachando poco a poco, ¿Será que yo soy la araña entre las hilachas que tejió su más grande trampa? Un telar dónde no hubiera escapatoria, y si por instancia llego a encontrar un atajo en esa fibra de proteína , tejo otro para confundirme más. El sueño del cual no hay un despertar, los espectadores que se rehúsan a entrar, el insomnio, el sillón de un camerino su aliado favorito, las palabras, un montón de lobos dispuestos a atacar hasta llevarte a un pantano, hasta comerte viva. Hasta saborear tu piel, cada parte bien comida, felinos voraces que mataran el espíritu. Que traerán gusanos para carcomerte pero no pueden con un muñeco de madera que se deja adiestrar, pero esto solo era un ensayo! Oye .... Pero solo estamos ensayando. Y no llegamos nunca a la presentación final. Un ensayo tras otro sin salir a escena. El miedo, el actor que no quiere presentarse, partícipe que estanca la función y nunca se aprenderá el guión para volverlo a probar una y otra vez hasta que lleguen los espectadores y con un cinismo en la cara les pedirá que se vayan de regreso a sus casas pues la función no está lista. Peeero compré palomitas, y se caen al suelo. El alimento para simular que están comiendo lentamente mientras se devoran con los ojos a un tremendo elenco con preparación profesional.
El corrector de estilo observando atentamente cualquier pequeño error, cualquier desliz para rápidamente llegar con su máquina de escribir. No vaya a ser que se le vaya a escapar.
Esta obra con mucho cuidado se escribe para no presentarse en el momento de la función. Cambia la fecha y  hora cuando se puede para no recibir a ningún muerto de hambre, no vaya a ser que le metan mano a esta creación. Este deseo de compartirla también se coloca su disfraz lentamente y sin piedad para pasear por ahí a algún donjuán.
Una libreta con un borrador desordenado, letras corridas y papel encerado, el guión lleno de sentencias y contradicciones que se funde para escaparse de lectores empedernidos que siempre querrán cambiar el final.