Por Ana Paula Terán L.
Si eres uno más de los que deambulamos por las calles
sin dirección alguna (la mayoría del tiempo) y sin un vehículo propio de por medio,
seguramente has de saber que hay muchas cosas que pueden suceder de imprevisto
antes de llegar a tu destino.
Hay cosas por las que nosotros pasamos que requieren de muchos
años de “entrenamiento”, por así decirlo. No cualquiera puede soportar ni
tiene la habilidad de sacar el dinero, contarlo, cuidar que no se te caiga la
mochila, checar que estés yendo en la dirección correcta, cuidarte de la gente, etc. Para que además
de todo eso te subas al camión y este lleno de gente que tengas que empujar y
esquivar, soportar codazos, agarrones y algunas veces sale de la boca de un
caballero el tss.. mamacita que
recibimos todas las mujeres.
Por todo eso y más, es necesario que estés atento y
domines estas medidas de precaución (y cosas que debes tener en mente) que te
recomiendo ampliamente que sigas para evitar muchos de los líos en los que
puedes llegarte a meter:
1. En primera y
creo que la principal, al menos la que sucede más a menudo y para mí es de las
más importantes. Cuando estás cargando todas tus cosas (mochila, celular,
cuaderno, dinero, papas que acabas de comprar) Y encima a alguien se le ocurre
hablarte (la mayoría de las veces es para una tontería), entonces tienes que quitarte
los audífonos que son lo que hace tu viaje en el transporte público divertido
(por no decir más soportable) para lo cual no tienes manos en ese momento.
Luego cuando quieres seguir con tu camino y volverte a poner los audífonos es
aún más complicado, te dan ganas de pedirle al que está al lado de ti en la
parada de camión que te detenga las cosas.
2. Esto también
es básico. Debes de tomar en cuenta, que no todo mundo toma la misma ruta que
tú para llegar a los lugares. Esto es muy importante, porque si estás tomando
ese camión porque pasa por algún lugar que tu recuerdas que te llevaba a tu
casa, casa de tu amigo, o a tu tienda favorita, ¡¡¡¡Olvídalo!!!!, en el último
momento el camión (o transporte) puede tomar otra ruta y tu plan se fue a la
basura.
3. Cuando una
vez que te subes al camión, todo va a la perfección, sólo estás esperando que
llegue tu parada para apretar ese botón rojo en el tubo metálico para que el
camión se detenga y tu puedas bajarte feliz de haber llegado a tu destino.
Claro, pero antes de eso tienes que pasar unas cuantas
cuadras más. Sólo son pocas, así que no te preocupas.
El problema es cuando durante esas pocas cuadras se sube
una manada de gente, de esas que pocas veces has visto junta.
Total, que cuando llegas a tu parada el camión ya
parece transporte de carga. Y para llegar a tocar “ese inalcanzable botón”
tienes que pasar por 100 mil obstáculos, ni hablar de cuando se te pasa la
parada mientras estás luchando contra toda esa gente.
4. (Me cansé sólo de haber relatado el tercer
punto jaja)
El cuarto habla de cuando no tienes lugar para
sentarte. El chofer no dudará en decirte que te sientes en la cubeta (o
silloncito, si es que hay) que tiene al lado de él.
5. Siempre pasa
que alguien quiere pasar el dinero pero está muy lejos del chofer para dárselo
él mismo, entonces no le quedará más opción que dártelo a ti para que se lo
pases.
Y en cuanto le hagas el favor a él, los otros 10 que
te rodean descubrirán que es una muy buena idea entonces, te lo pasarán a ti
también. En ese momento, te habrás convertido en el “achichincle” del chofer.
6.“Maldita
hueva, sal de este cuerpo chambeador”, “Las nenas van en la piernas del chofer”
o “Las nenas en las piernas del chofer no pagan”, “Prohibido robar, el gobierno
no acepta competencia” son algunas de las simpáticas frases que te encontrarás
en los camiones.
Estas son algunas de las anécdotas que sobrevivimos y
nos sacan una carcajada cada vez que vamos a aventurarnos un día más al
transportarnos en la Ciudad de México.
Espero te hayas sentido identificado si lo has vivido
antes, y si no tomes tus precauciones para cuando llegue el momento. (Conste
que yo te lo advertí)
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