23 de diciembre:
DE UNA CASA PSIQUIÁTRICA A LA TERMINAL DE AUTOBUSES.
Como de costumbre mi vida suele ser un poco peliculesca, y esta no fue la excepción. El 23 en la mañana fui a dar a una casa en la que se especializan en dar cuidados a gente con desórdenes mentales, depresión, ansiedad, etcétera.
Todo parecía indicar que ya no iba a poder hacer el viaje a Puerto Vallarta en motocicleta que habíamos planeado mi papá y yo hace tiempo :( e iba a quedarme en ese lugar hasta tranquilizarme y estar con cuidados que en ese momento yo no podía darme, todo eso pasó por mi cabeza junto con mucha tristeza el 23 en la tarde.
24 d diciembre: La NOCHEBUENA Y DÍA PARA ZARPAR.
¡Sorpresa! Después de un sueño regenerador y con lo mágica que puede llegar a ser la vida, el 24 de diciembre en la mañana pensé bien en todo lo que estaba pasando y en cómo había ingresado a la casa de forma voluntaria , entonces al levantarme, después de desayunar hicimos una caminata en grupo, lo que me dio la oportunidad de replantear. meditar lo que ya había pensado la noche anterior. No quería pasar la Navidad en ese lugar y lejos de mi familia. Así que al llegar al centro hablé con la encargada, me entendió perfectamente y después de unas palabras pedí un Uber que me llevó a casa. Hablé con mi papá,muy entusiasmada y feliz de mi decisión. nos pusimos de acuerdo para vernos en Tlaquepaque que era como un punto medio.
HERE WE GOOOO.....
Me dirigí a la central camionera, feliz de lo que estaba haciendo y entusiasmada por el viaje, compré el boleto del camión que justamente llegaba a Tlaquepaque, entones todo iba de acuerdo al plan para llegar a la hora que nos habíamos quedado de ver. El camión salía hasta las 11:30 pm, al llegar a la ciudad ubicada en el Estado de Jalisco tome un taxi que me llevó al hostal (con un taxista muy intenso que me platicó de música, le gustaba Jovanny Cadena Y su Estilo Privado, me los recomendó para ir escuchando durante el viaje y reprodujo un cover de Antología de Shakira después me puso más música de banda a las 6AM jaja :/) vi a mi papá en el hostal que ya estaba con la motocicleta lista para emprender el viaje a las estrellas ;P [que tanto soñamos y que tenía como destino principal la playa de SAYULITA, ubicada al sur de la costa de Nayarit]
En una Royal Enfield íbamos mi padre y yo a 100,120 km/hr. Al principio no le agarraba mucho a la moto y no sabía como acomodarme, pero poco a poco la cosa fue fluyendo más y llegó un momento en el que yo ya sólo disfrutaba el ver los paisajes, cantar con los audífonos que ya estaban incluidos en el casco y abría los brazos de vez en cuando para sentir el aire en mi cuerpo a contracorriente. Paramos a comprar un café, unas donitas y seguimos la aventura en moto.
Mi padre, era el más emocionado por esta aventura que había sido una promesa hecha hace como 10 años y finalmente todo se había acomodado todo para que pasáramos Navidad con la familia en la playa. Yo no paraba de sonreír y de sentir el momento, juro que sentía como mi interior se alineaba y me sentía cada vez más viva hasta llegar a las lágrimas. Durante el último tramo no paré de llorar, maravillada al ver tanta belleza y al saber que estaba haciendo ese viaje con mi padre y que este momento era único. La decisión de haber salido de la casa hogar a vivir esta experiencia es lo mejor que me pudo pasar.
Después nos dirigimos a seguir el último tramo del viaje hacia la playa, llegamos a un pueblo costeño muy chico en el que las personas se transportaban en motocicleta, bici, patinetas, etcétera y ya se sentía la alegría y vibra característica de la gente que vive cerca del mar.
Llegamos a Sayulita y paseamos por las calles, la playa, compramos unos muñequitos tejidos con estambre con forma de animalitos; un unicornio, un corazón, un gato y un gallo para los respectivos miembros de la familia (ya sabrán para quien es cuál) y compré el regalo de intercambio para Navidad (ya que se develó el secreto ¡me tocó mi tía Claudette!)
Cuando nos acercamos a Puerto Vallarta, a la casa ubicada en Nuevo Vallarta de mi tío Pablo en una zona súper linda, una privada muy grande que tenía puras casas con pinta playera y en la que reinaba una tranquilidad y un ambiente tropical. Todo desde ahí me dijo que iban a ser unos días fantásticos.
Lo primero que hice fue ponerme el traje de baño e ir a la playa con mis tías a clavarme en unas buenas olas que estaban bastante altas y venían con mucha fuerza. En esas olas sentí el fluir y disfrutaba de estar en ese momento, con esas personas. También me eché unas pescadillas a la orilla del mar.
Terminamos de platicar a gusto, sobre las toallas tiradas en la arena y nos fuimos a la casa. Ya casi era hora de arreglarnos para la cena, así que ¡Oh sorpresa! vi que no traía ningún atuendo planeado para Navidad, mi salida de la CDMX, había sido muy improvisada, sin embargo me sentía en calma y me sentía bien estando ahí.
Al final me puse un vestido azul con blanco que traía para la playa, que me cosió mi mamá en Hermosillo, Sonora. Alrededor de las 8 pm la cena ya estaba lista y llegaron los parientes que estaban hospedados en Punta Mita, otra zona playera.
Mi tía Elsie, Andy, Andrea, Conrad y Macguie desde Los Ángeles hasta Puerto Vallarta. Todo estaba sincronizado y perfecto para hacer de esa Navidad una noche maravillosa. La cena fue una delicia con platillos variados, desde pavo con 2 tipos de gravy buenísimos, puré de papa exquisito y unos espárragos con queso que había preparado Macguie, mi primo. Tras unas copas de vino y tintos de verano, yo intercalaba el tequila con agua mineral y Sprite casi toda la noche. A la hora del intercambio, mi tía me dio una bolsita con un elefante y yo le dí a ella una cangurera de piel.
Nos fuimos a dormir al departamento que nos prestaron muy cerca de la zona, que estaba ubicado en un vecindario parecido a las favelas brasileiras, según mi papá. Con escaleras, colores diferentes y chillantes.
25 de diciembre: NAVIDAD EN PUNTA MITA
Al otro día salimos en la mañana hacia el departamento de mis tíos, pues íbamos a comer en Punta Mita con los otros familiares. El taxista que nos llevó contagió su buen humor al instante." ¿Son padre e hija?! nos decía. "Es que a las mujeres hay que darles lo suficiente para que exploten su verdadero potencial. Todo está dentro de cada una de ellas."
El mar y el jacuzzi estaban de 10 en la zona nice de Puerto Vallarta. Mi corazón y mi alma estaban despiertos otra vez. La familia y los lugares bonitos tienen ese efecto :)
Repetimos puré (que rico, uff...) de la nohe anterior y comimos un delicioso lomo a la mostaza que hizo mi tía Andrea, todos sentados en una graan mesa y con un ambiente súper lindo, relajado. Gozamos y platicamos muchas historias.
Esa noche mi papá y yo nos hospedamos en el hotel Miami Inn, que tiene una pinta hollywoodense, tropical y según yo, muy al estilo de los Picapiedras.
26 de diciembre. A DESAYUNAR Y SEGUIR EL VIAJE....
Desayunamos delicioso y nos seguimos para el viaje de retache pero que todavía incluía unas paradas muy interesantes. Nos "enmotamos" a la playa de San Pancho en Nayarit, una playa que es más virgen y chica que Sayulita en la que dimos una vuelta por el pueblo y nos sentamos en la playa a disfrutar unos deliciosos camarones con una chelitas. Tropicalizzimo, conocimos a una pareja de argentinos muy buena onda que mi papá abordó para presentarles su mezcal 6 M'S, y platicar con ellos de Malinalco y México en general.
Después seguimos hasta Tlaquepaque, llegamos al mismo hostal de la parada anterior, paseamos por el pueblo, y fuimos a cenar a un restaurante de carne delicioso. Ahí nos peleamos mi papá y yo, ((esta crónica no pretende enmascarar nada)) así que tomamos distancia un rato y después seguimos con los planes, pasamos a un pueblo llamado Mineral de Pozos y compramos unas crucecitas rojas como escapularios... AAA y se me olvida que en el viaje de ida pasamos a comprar unas cruces de madera para cada quien y que nos cuidaran durante el viaje.
Siguiente parada: Guanajuato, llegamos a casa de un primo de mi papá y nos recibieron súper bien, después de que mi papá les hizo una broma de que un repartidor de mezcal traía un pedido a su puerta, cuando abrieron el repartidor de mezcal éramos nosotros. Nos quedamos esa noche en una casa hermosa en Guanajuato que estaba muy bien ubicada y cerca del pueblo que aprovechamos para visitar al día siguiente.
27 de diciembre. PASEO POR GUANAJUATO Y LLEGAR A IRAPUATO
Fuimos al Teatro Juárez, entramos a conocerlo y tomé algunas fotos, fuimos a la plaza dónde está la estatua de Don Quijote de la Mancha, y fuimos a que un artesano de nombre Ramses Yee decorara nuestros celulares con imágenes de Don Quijote y de unas pirámides con lunas.
Después hicimos una parada en la Cantina Chic, que tenía margaritas al 2x1.
Salimos de ahí, me leí las cartas, fuimos a casa de un amigo de mi papá que se encontró en las calles sin haberlo planeado y nos tomamos uns drinks. La siguiente parada, Irapuato.
28 de diciembre. QUICK STOP EN IRAPUATO
Llegábamos a casa de una amiga de la familia hace muchos años, Ana. Nos sentamos a recordar historias, tomamos mezcal en su terraza y cervezas, platicamos y nos ofrecieron de un rico relleno de pavo que habían comido en Navidad.
29 de diciembre. EL ÚLTIMO JALÓN
La siguiente y última parada ya era ir a desayunar y luego a la CDMX.
El desayuno estuvo delicioso en un lugar pasando la carretera de Querétaro que se llamaba Linda Vista, ahí me comí un deliciosa cecina con salsa verde y mi papá una cecina tradicional. Ya se acababa el viaje así que disfrutamos nuestro último platillo y nos "enmotamos" a la última parte del recorrido que complementamos con un chocolate del Italian Coffee y llegar a Polanco, Homero 1629.
Esas fueron nuestras aventuras en motocicleta, aunque claro, el viaje sigue todos los días.......
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