Que fácil se escucha eso… Lo comprendes unos minutos, te sientes realizado y estás completamente transformado con sólo oír esta oración.
Al siguiente
instante vuelves a caer en lo mismo, y decides que es tu deber controlar al
mundo. Decirles qué hacer.
“Nada es mío en
esta vida, por lo tanto no debo enojarme, sufrir, apegarme, ser egoísta, etc.”
Claro que llega
el momento en que el amor de tu vida te pide “un tiempo” … ¿Por qué? Si el no
tiene derecho, es MIO.
Tus papás la
están pasando mal y se divorcian … ¿Por qué? Ellos no pueden hacer eso, son
MIOS.
Estás en una
pelea con tus amigas, y tú crees que eres la salvadora … pues sólo TÚ eres la
indispensable en el grupo.
También, está la
situación en la que pierdes el trabajo y recurres con Dios como el católico más
ferviente y entregado, tomando en cuenta que ya ni te acuerdas cuando fue la última
vez que te acercaste a Él. Te hincas a rezar 30 Padres Nuestros, porque así
conseguirás lo que quieres.
¿Quién eres tú
para decirle a Dios qué hacer? ¿No crees que Él lo tiene todo perfectamente
planeado?
Lo que quiero
decir mediante este escrito es que las personas siempre estamos queriendo controlar
todo.
Actuamos para
que sucedan resultados que no están en nuestras manos.
¿Por qué no
dejar que pase lo que tenga que pasar? Cuando nos corresponda a nosotros
actuemos, pero cuando no, dejémoslo en manos del Universo o de Dios, para los
creyentes, y así todo fluirá.
Hace un año me
tatué unas olas en la mano derecha, símbolo de “Let it flow” y cada vez estoy
más segura y feliz de que es lo correcto. Ya que creo que este sentimiento de
querer actuar para que A FUERZAS suceda lo que nosotros queramos, es algo que
nos limita y trae consigo miedos, inseguridades, nervios, etcétera.
Así que recuerda
que NADA ES TUYO. Los apegos sólo traen miedos y la necesidad de controlar
todo.
LET IT FLOW
HERMANO…
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