- Amatlán 18, 19 y 20 de septiembre-
Ahora les quiero hablar del fin de semana pasado en el que me fui a Amatlán, un muy muy muy pequeño pueblo en la sierra oaxaqueña.
Mitos, leyendas, creencias son algunas de las historias que se escuchaban en la casa de doña Lidia Acevedo López. Tras tazas de café y canastas de pan yo más que nada ocupaba el lugar de la escucha cuando mi amigo Led Santiago , nieto de doña Lidia, contó la historia de una pareja que abandonó todas sus cosas junto con su casa y las dejó ahí botadas, no se llevaron ropa ni nada. Casualmente esa pareja acostumbraba a viajar con los hongos, decía mientras platicábamos en la mesa que daba con vista al jardín, justo afuera de la cocina y que funcionaba como excelente punto de reunión en la casa de los señores Acevedo. Historias de ese tipo no faltaban en la mesa.
- Y doña Lidia, ¿usted qué piensa de los hongos, usted cree que pueden curar?
Aproveché para intervenir un poco brusca y sigilosamente.
- eso no lo tengo, yo conozco un montón de hongos pero comestibles y conozco otros venenosos pero no puedo estudiar un hongo ni saber qué contiene. Sin embargo las plantas, las hojas y hierbas si sé qué curan, qué contienen, hasta qué grado puedo usar la hierba.
La siguiente historia fue la de un hombre que "se relajó" junto con sus "genitales" que tuvieron que ser sobados para curarse y jalarles los pies con fuerza.después se aplica la hoja de zopilote y la de cacho venado.
Yo sólo la miraba atónita, con ojos incrédulos y con mucha atención porque en estos casos en los que no sabes qué opinar lo mejor es quedarse callada y aprender.
Doña Lidia es una curandera bastante reconocida en la sierra, me contó que no va a curar a ningún lado sino que la gente va a su casa para ser sanada. Ixtlán, Calpulalpan, Yaguiche, San Juan, Lachatao son algunos de los lugares en los que reside la gente que la ha visitado.
Cuando le pregunté si había algún caso que ella no hubiera podido sanar me contestó de forma tajante y segura. -Ninguno eeh? Todos los he podido resolver.
Cuando me llegaba un paciente les preguntaba qué sentían, lo que les pasaba. yo les hacía preguntas acerca de su alimentación, a dónde fueron. Incluso si se metieron en el agua o sentaron en la sombra son cosas que pueden influir. Así es como sé la razón de su enfermedad.
"Llevo 40 años haciendo esto" me corroboró doña Lidia después de que yo había leído una nota periodística enmarcada en su habitación en la cabaña con olor hogareño y café con pan a todas las horas del día, y le pregunté al respecto.
Hablamos de la importancia de la conexión con tu cuerpo y de sentir qué es lo que siente el paciente. No es una receta médica o algo así.
Acerca de limpiar su energía me intrigó si no había un truco para no absorber todas las malas vibras.
- Es cansado. Me baño al terminar o me limpio con plantas. Hace como 20 días he curado cosas ligeritas y es cansado. Como uno no sabe cómo viene la gente, pues. ¿Qué han vivido? Y eso, si pesa. Creo que yo impongo mi vibra para que esa persona sane.
-Y Acá en Oaxaca tiene mucha vegetación y conoce un montón de plantas para curar.
Sí y acerca de cómo me enteré que yo podía sanar, no lo sé. Con mis hijos, cuando no había quien los curara.
En cuanto al nacimiento de mis hijos, todos nacieron conmigo agarrando una silla. Con el primero sufrí, pero con los demás ya fui conociendo el proceso, aunque fueron los mismos dolores. Además cambia bastante cuando el bebé nace con partera a en un hospital.
Esos son los mágicos momentos que intercambié con esta mujer mágica, Doña Lidia. claro ejemplo de algo en lo que yo creo fervientemente: La sanación natural y el rol mágico de las mujeres en la vida y en la procreación.
Me queda claro que algo primordial en la vida es conectar con tus sentidos, tu ser interno y tu intuición.
Dejemos fuera esos miedos, tabúes y censuras que nos limitan y no permiten que nos conozcamos. Es hora de conectarnos con nuestro poder que siempre ha estado ahí, pero que muchas veces no lo vemos.